Hay ciertos temas que no se tocan mucho en las películas animadas más populares. La semana pasada mencionaba en nuestra reseña de Flow, que a veces los grandes estudios prefieren evitar temas “controversiales” para evitar alienar al público, pero otras veces no hay razones tan siniestras, sino que sencillamente no se tocan.
Esto puede deberse al público objetivo, al tipo de protagonista que maneja la historia o que se suele ir por narrativas más “convencionales”, por ej: amistad, amor, coming of age, etc.
Creo que este es un factor más para el éxito que tuvo y continúa teniendo la última película de Dreamworks dirigida por Chris Sanders, Robot Salvaje. Porque nos viene a hablar de un tema bastante descuidado en la animación, la maternidad.
Dreamworks Necesita Mamás

No me malinterpreten, existen un buen número de figuras maternas en la animación, pero la realidad es que estas suelen ser, en su mayoría, personajes secundarios en una historia protagonizada por un hijo/a y aborda la relación desde la perspectiva de este último.
Aquí es donde se tienen en cuenta factores como el público objetivo. No es casualidad que la mayoría de los personajes en las películas de Disney o Dreamworks son niños/adolescentes (Como Entrenar a Tu Dragón, Jefe en Pañales, Coco, Luca, Red, etc) o directamente no son humanos (Shrek, Buscando a Nemo, Cars, Madagascar, etc). Esto se debe a que los niños, quienes se espera sean los mayores consumidores de este tipo de producciones, tal vez no conecten con un adulto lidiando con dilemas como “ser nuevo ante la paternidad”. Por eso, en un intento de lograr contar este tipo de historias mientras se mantiene el atractivo, es que los personajes adultos se vuelven malolientes ogros o, en este caso, robots de última generación.
Rozzum 7134 o “Roz” para los amigos, es la protagonista de esta historia quién, debido a una serie de sucesos y malentendidos causados por su programación, termina por hacerse con la tarea de criar a un pequeño ganso a quien nombra “Brightbill”. Es esta premisa, la que comienza un viaje en el que Roz se convertirá en la figura materna de la pequeña ave, mientras ella misma descubre que significa ser madre.
Aquí es donde la narrativa se diferencia de otros trabajos del estudio debido a ese enfoque materno, dónde el hijo es el secundario y nosotros encaramos la historia desde los ojos de la persona (o robot, en este caso) que lo vio dar sus primeros pasos. Demás está decir que esto va acompañado con la revelación de que Roz se vuelve progresivamente más humana con el pasar de aquella relación y esto es algo que la confunde, lo cual sirve para reforzar el drama en el hecho de que la maternidad no es algo fácil.
En este juego de hacer arte e intentar venderlo a un público objetivo, muchas veces se trata de encontrar un punto medio entre la historia que quieres contar y la forma en que quieres contarla. En este caso, creo que tener a un simpático robot como protagonista no solamente sirve para hacer la narrativa más accesible a un público infantil, sino a generar un contraste entre su fría coraza de metal y la naturaleza de la isla que la rodea. Por eso creo que este filme, que debe su inspiración en la saga de libros “The Wild Robot” escritos por Peter Brown, se siente tan distinto a los predecesores de su estudio.
El “Salvaje”, en Robot Salvaje.

En la película tenemos varios personajes: La ya mencionada Roz, el engañoso zorro, Fink, el inocente ganso, Brightbill, pero hay una entidad que debido al trabajo detrás y personalidad que tiene también debería ser tomada en cuenta y esa es la isla donde transcurren los eventos.
No solamente es un escenario, sino que a lo largo de su más de hora y media de película llegamos a conocer a sus habitantes, el rol que juegan en el ecosistema, podemos ver las distintas estaciones y como afectan a la fauna y flora, sin mencionar que, al igual que Brightbill y Fink tienen una influencia en Roz, también lo hace la isla.
Visualmente, a medida que Roz atraviesa un montón de dificultades en su tarea de criar a Brightbill, podemos ver como la isla va dejando su marca: desgaste, abolladuras o perdida de partes que luego son reemplazadas. Esto ayuda a exteriorizar la transición interna que está sufriendo nuestra robot protagonista y, al ser apoyado por la animación, podemos tener secuencias preciosas que cargan mucho del peso en el mensaje de este filme.
El uso de del color es un detalle fundamental para dotar este escenario de carácter. Esta es una película de la que sin dudas valdría la pena leer el Libro de Arte (el cual, por cierto, ya se encuentra disponible a la venta), porque utiliza una paleta de colores que varía mucho y divide el filme entre lluviosos veranos, coloridos otoños, crueles inviernos y florecientes primaveras. Ese énfasis en el paso del tiempo apoyado por la paleta de colores contribuye a hacernos cómplices del proceso que vive Roz y no sentir que ocurrió de la noche a la mañana.
Creo que Chris Sanders y su equipo captaron muy bien el estilo “menos realista” al que apuntaban, según lo dicho por el propio director en una entrevista. Sin dudas es una película que se apoya en el progreso que ha tenido el estudio a nivel visual en otros proyectos como Los Tipos Malos o El Gato con Botas 2: El Último Deseo. Considero que la magia está en el propio color de los personajes, que parece pintado con acuarelas y refleja bien esos pequeños detalles sin exponer demasiado. Es como Sanders indica en la antes mencionada entrevista: “La tecnología nos permite animar cada pelo de un animal y es sorprendente que tengamos computadoras que nos permitan hacer eso, pero los animales no se ven así, parece que estuvieran recién salidos de un salón. Al aplicar nuestros pinceles el pelo se agrupa y no se ve más realista, pero si más creíble”.
Aún es muy pronto para llamarlo una tendencia dentro de Dreamworks, pero Los Tipos Malos, Gato con Botas 2 y ahora Robot Salvaje, sin mencionar la próxima secuela “Los Tipos Malos 2” a estrenarse este 2025, parecen estar alejándose de ese realismo que filmes como Shrek pusieron sobre la mesa para indagar en el terreno del abstracto, lo fantástico o lo surreal.
Robot Salvaje es una gran película, proveniente de un estudio que de a poco se está atreviendo a tomar otra dirección y llega en un año rodeado de otros filmes animados notables.
Comentarios acerca de “Reseña: Robot Salvaje, Una Historia y una Forma de Contarla Distintas en Dreamworks.”
Lo que vi me pareció excelente y bello. Lastima que me dormí cuando faltaba media hora:/